Economía Circular: el modelo de desarrollo sustentable que operativiza a la Economía Verde | Opinión

29 Jul, 2022

La Economía Verde no es sólo un concepto económico, sino una alternativa real para enfrentar la crisis económica y ambiental de las sociedades contemporáneas. Los cambios y fenómenos geopolíticos, pandemias, calentamiento climático, se agravan más a consecuencia del proceso de globalización, y la economía de libre mercado ya no es una respuesta tan adecuada a estos fenómenos, como sí se pensaba hasta hace unos pocos años.

Por Aníbal Chamorro Alcaíno | Chief Executive Officer | Green Leader

El ser humano, durante su evolución, siempre se ha debido adaptar, a través de un proceso de selección natural, que le ha permitido su propia conservación como especie. Estos procesos de adaptación han incidido actualmente a que el hombre busque y diseñe prácticas interconectadas que equilibran positivamente objetivos sociales y ambientales para el bien de la naturaleza, los ciudadanos y las empresas.

Es así como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible del año 2012, conocida como la Conferencia de Río + 20, se adoptó el enfoque de la economía verde como una herramienta para el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. Dado los cambios mundiales que enfrentan los países, este enfoque representa la oportunidad para aplicar los tres pilares del desarrollo sostenible.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) define Economía Verde como: aquella que da lugar al mejoramiento del bienestar humano e igualdad social, mientras que se reducen significativamente los riesgos medioambientales y la escasez ecológica.

La economía verde, también conocida en algunas ocasiones como economía ecológica, surge, entonces como un proceso de adaptación del ser humano, una respuesta para luchar contra el cambio climático, reducir las emisiones de efecto invernadero y fomentar un desarrollo sustentable. Ésta economía, responde a las crisis mundiales económicas, sociales y financieras mediante la redistribución del capital natural, social y financiero a los fines de generar beneficios para el desarrollo económico, la equidad social y la protección del medio ambiente. Refleja un cambio de paradigma hacia un enfoque holístico donde se valore la naturaleza y el medio ambiente, el bienestar humano y el desarrollo económico.

La Economía verde  busca un bienestar global, esto implica un equilibrio para aumentar el crecimiento económico y al mismo tiempo el desarrollo humano, garantizando que los activos naturales continúen brindándonos recursos y servicios ambientales necesarios. Si el ser humano busca permanecer y evolucionar a través de un proceso continuo de selección natural (competencia) asegurándose su propia vida como especie, en el presente, estará al mismo tiempo colocándole la lápida a su propia evolución de especie futura. La especie humana debe usar su inteligencia, su capacidad de adaptación y conocimiento para evolucionar sin aniquilarse a sí mismo.

Debe saber que la naturaleza es la base para el crecimiento económico y el desarrollo humano. El crecimiento (económico) no implica necesariamente desarrollo humano, pero a su vez el desarrollo humano no puede sostenerse sin crecimiento económico. El desarrollo económico y el crecimiento humano no se contraponen entre sí, por lo que países en vías de desarrollo, pueden y deben lograr avances en ambos frentes simultáneamente.

La economía verde, pone en práctica el “Desarrollo Sustentable” y sus tres pilares (Social, ambiental y económico), centrándose en las formas en las que se “usan” los recursos para aportar valor a la sociedad, reflexiona sobre cómo la “eficiencia” y “suficiencia” de recursos pueden impulsarse para crear riqueza, resiliencia y bienestar para los ciudadanos de hoy y del futuro dentro de los límites ecológicos del planeta, garantizando que los activos naturales continúen brindando los recursos y servicios ambientales necesarios. No puede haber un desarrollo humano sostenible en el largo plazo sin crecimiento económico, eso está claro, pero este crecimiento económico debe estar basado en un equilibrio consiente y colaborativo, que se acuña en el concepto de Economía Verde.

PRINCIPALES TENDENCIAS DE ACCIÓN PARA LOGRAR UNA ECONOMÍA VERDE:

1.     Economía circular

En 2050 se prevé que la población mundial supere los 9000 millones de personas, según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas. Por ello es importante cambiar el actual modelo de producción y gestión de recursos que potencia el consumo a corto plazo y la reducción de la vida útil de los productos. El futuro pasa por apostar por otros modelos de producción, como la economía circular, que aboga por utilizar la mayor parte de materiales biodegradables posibles en la fabricación de bienes de consumo, para que estos puedan volver a la naturaleza sin causar daños medioambientales. El consumo no siempre contribuye al desarrollo humano, es importante cambiar el patrón actual de consumo, de manera que éste sea sustentable y socialmente responsable y contribuya a desarrollar las capacidades de las personas, y  la “forma”, en cómo las personas usan sus capacidades en los diversos ámbitos en que se desenvuelven.

2.     Cultura empresarial

La cultura empresarial está ligada al comportamiento de la entidad de cara al exterior y de su actitud social; además, viene determinada por factores gubernamentales y la filosofía ecológica. Una amenaza grave al desarrollo sustentable es el fenómeno del crecimiento con desempleo, para evitarlo, los estados deben invertir en educación básica, se debe patrocinar e incentivar a la pequeña industria local,  se debe fomentar  a que las tecnologías sean intensivas en mano de obra, ya sea en su operación,  mantención, o bien en su proceso de modificación o mejora.

3.     Compras responsables

La economía verde no solo debe aplicarse a grandes empresas, con altos márgenes de impacto en el medio ambiente, sino también a los proveedores de las mismas, empresas más pequeñas a las que se exigen ciertas responsabilidades relacionadas con el medio ambiente. De esta forma la extracción, transporte y manipulación de recursos es más eficiente, reduciendo el impacto ambiental de la actividad.

4.     Infraestructuras verdes

La Comisión Europea define una infraestructura verde como aquella red estratégicamente planificada de espacios naturales y seminaturales y otros elementos ambientales diseñada y gestionada para ofrecer una amplia gama de servicios ecosistémicos. Incluye espacios verdes y otros elementos físicos en áreas terrestres (naturales, rurales y urbanas) y marinas.

5.     Agricultura sostenible

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), una tercera parte de la tierra agrícola está degradada, el 75 % de la diversidad genética de los cultivos se ha perdido y el 22 % de las razas de ganado están en riesgo. En este escenario, apostar por una agricultura sostenible se está convirtiendo en una prioridad para los consumidores en los países desarrollados.

Una gestión sostenible, sobre el agua, la tierra y los recursos no renovables, se pueden hacer:

  • Utilizando abonos y fitosanitarios naturales.
  • Biodiversidad, rotación y diversificación de cultivos.
  • Eliminando el uso de pesticidas y herbicidas químicos.
  • Apostando por cultivos orgánicos o ecológicos.

6.     Economía colaborativa

Esta tendencia está ligada al punto uno, en el que se hablaba de la economía circular. La economía colaborativa se basa en prestar, alquilar, comprar o vender productos en función de necesidades específicas y no tanto para obtener beneficios económicos. Algunos ejemplos podrían ser empresas que, en los últimos años, han tenido una gran acogida por parte de los consumidores como Airbnb, Uber.

7.- Revolución de las energías renovables locales

Se estima que entre 1200 y 1500 millones de personas en el mundo todavía no tienen acceso a la energía eléctrica. Las energías renovables tratan de reducir este número impulsando las energías limpias y de producción local, reduciendo los costes de las importaciones y del transporte de energía. Los avances tecnológicos y el internet de las cosas suponen una revolución para aquellas comunidades excluidas, energéticamente hablando.

Todas estas tendencias no hacen más que ratificar que la Economía Verde no es sólo un concepto económico, sino una alternativa real para enfrentar la crisis económica y ambiental de las sociedades contemporáneas, los cambios y fenómenos geopolíticos, pandemias, calentamiento climático,  los que se agravan más a consecuencia del proceso de globalización, y la economía de libre mercado ya no es una respuesta tan adecuada a  como la conocíamos hace unos años atrás como respuestas a estos fenómenos.

Se deben aplicar estos nuevos modelos económicos ligados al desarrollo sustentable, que incentiven la inversión en el potencial humano y que creen un entorno favorable para el desarrollo y uso adecuado de las capacidades. El desarrollo debe ser “para, por y con las personas”.

La Humanidad, no sólo se está enfrentando a constantes cambios, que la hacen evolucionar, sino que además debe ser capaz de adaptarse como especie, utilizando su resiliencia, su capacidad de innovación, logrando equilibrios entre las prácticas interconectadas (Social – Ambiental y Económica) que nos permitan convivir armónica y colaborativamente por muchos años más sobre la faz de la tierra.